La buena información nos aporta conocimiento a la hora de la toma de decisiones y toda empresa debe procurar obtener la mayor y mejor información de sus clientes antes de proceder a concederles crédito comercial.
En la empresa tenemos dos fuentes de información: interna y externa.
Interna
Si es un cliente antiguo, ya disponemos de un histórico de sus actuaciones (pedidos, facturas, comportamientos en los pagos, etc.) y en algunos casos informaciones, más subjetivas pero que debemos tenerlas presente, de nuestros comerciales, repartidores e incluso de la
Dirección.
Otra fuente imprescindible es la contabilidad. De aquí debemos calcular los ratios necesarios para poder establecer volumen de riesgo a cada cliente y también conocer nuestros costes por la financiación a nuestros clientes.
Externa
Las referencias de otros proveedores o clientes de nuestro cliente, siempre son importantes a la hora de hacernos una opinión sobre el mismo, pero no deben ser las únicas ya que no siempre son objetivas e incluso en ocasiones mal intencionadas.
Los informes comerciales nos van a permitir obtener mucha información del cliente, con un histórico muy completo y una gran cantidad de datos económicos de la empresa. Estos informes incluso vienen personalizados con una clasificación de nivel de riesgo/solvencia que indican hasta la posible cantidad por la que se puede asumir un riesgo.
Nuestros informes están confeccionados de forma que su interpretación sea clara y concisa, sin tecnicismos complicados y con toda la información que la empresa necesita. En caso de ser necesario estos informes se ampliarían a informes patrimoniales del administrador o administradores y/o ASNEF, RAI u otros archivos de bases de datos con informaciones del cliente analizado. Evidentemente mientras la empresa decida, se mantendrá un seguimiento continuo de esta empresa, por lo que cualquier cambio que se produjese la empresa tendría conocimiento.
En cualquier caso lo ideal es trabajar sabiendo cómo tratar la información obtenida por el personal de la empresa, combinándolo con los informes comerciales y otras informaciones.
Todo este sistema de información debe retroalimentarse, no sirve de nada hacer el esfuerzo de conocer a nuestro cliente, si después nos olvidamos de hacerle un seguimiento continuo, creando las alertas precisas que nos indiquen cualquier modificación de su estatus de solvencia.